El origen del ramo de novia
El ramo de la novia no es un complemento más. Quizás en ocasiones quede en segundo plano si lo comparamos con el vestido blanco, las joyas o los zapatos. Sin embargo, su origen le otorga un aura de trascendencia llena de simbología. No es algo puesto ahí por casualidad. Seguro que os va a sorprender su poca o nada vinculación con el concepto romántico que tiene hoy en día. Una novia se sentiría desnuda sin él. En especial durante la ceremonia y el reportaje fotográfico. El ramo aporta a su imagen ese toque femenino y fresco.
Alejando a los malos espíritus
Cuando hablamos de tradiciones tan duraderas es difícil encontrar las fuentes originales. Se cree que su uso tiene varios siglos de antigüedad. En el pasado, las novias utilizaban los ramos para alejar a los malos espíritus de la celebración de sus bodas. Nada, incluido el mundo espiritual, tenía que interferir en el inicio de un matrimonio. Este origen no es muy distinto al del uso del velo, el cual se concibió para que las novias se protegieran del mal ojo producto de las miradas envidiosas que las rodeaban.
Aquellos ramos primigenios no tenían el aspecto sofisticado de hoy en día, se creaban con manojos de ajos, eneldo u otras hierbas, como por ejemplo el tomillo. Las flores aromáticas fueron incorporándose de forma progresiva. Su uso original no fue por estética, sino más bien para disfrazar los olores. ¿Os imagináis llevar en vuestra mano un manojo de ajos todo el día?
Asimismo, la llegada de las flores fue suponiendo toda una revolución. A cada una de ellas se le asignó un significado: la orquídea simbolizaría la fertilidad, la margarita obtendría una imagen relacionada con la pureza y la inocencia, y la rosa roja o la camelia se vincularía con el amor eterno.
Otras teorías no tan espirituales
Quizás el origen anterior pueda tildarse de hasta legendario, ya que no existen fuentes fidedignas para confirmarlo. No obstante, otra teoría, no tan espiritual, podría estar detrás del uso de los ramos de flores. Se sabe con bastante exactitud que la higiene brillaba por su ausencia en los siglos medievales. Las personas, incluidas las novias, pasaban meses y meses sin que les tocase el agua. Y aunque algunas aprovechaban la ocasión para darse un baño por primera vez en la vida, también los voluminosos y pesados vestidos de novia hacían que sudasen lo que no estaba escrito. Por eso, para ocultar esos olores, se utilizarían flores, semillas y plantas frescas.
Chicas solteras y, por lo tanto, disponibles
El lanzamiento del ramo es uno de esos momentos más esperados en las bodas. Quien lo atrape tendrá la suerte de casarse pronto. Por ello, muchas mujeres solteras luchan unas contra otras para obtener esa gracia. En la actualidad, esta costumbre debe considerarse como una superstición, pero en su origen tuvo un lado práctico bastante interesante. En tiempos antiguos no había tanta facilidad para saber si una chica estaba soltera, a no ser que se lo preguntases directamente. Pues bien, los hombres que acudían a las bodas podían saber de inmediato quienes estaban solteras (y por lo tanto disponibles) al contemplar el lanzamiento del ramo.
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